On Sunday I went to a Charreada, a Mexican horse event of skill and courage. (Ir a español) I was invited by Jose who was judging the event and my goodness didn’t he look the part when he arrived to pick me up.! Beautiful  coordinated  outfit, shiny boots, tooled belt and sombrero to top it off! I was in another world! A world of generosity, chivalry and openness as well as laughter and honesty! The world of the charro or Mexican cowboy.

We arrived at the venue along with two of Jose’s friends and Jose laid out his Mexican blanket for me to sit on in the tiered metal seats.

It began with a prayer for the riders and their mounts, and everyone was smiling and fearless as they executed sliding stops, rode bareback and vaulted over onto an unbroken horse galloping alongside.

Best of all was the communication with the couple I was sitting with. Neither spoke much English but through the sheer willingness to join and communicate we were able to connect and understand each other through gesture and my halting Spanish!
It was great. I loved it!

https://youtu.be/_a6xdeO2oww

The whole experience was the Spirit reminding me that nothing is lost and all is provided that we still think we need. It was an opportunity for me to share the love (of horses) with others and no matter what the symbol or the language used by the Spirit it is all a pointer back Home to the One Love that we share.

Aventura Mexicana, por Sue

El domingo fui a una charreada, un evento mexicano de caballos, de destreza y valor. Me invito Jose quien era juez en el evento y Dios mio, no lo podia creer cuando vino a recogerme! Con un traje hermosamente combinado, botas brillantes, cinto labrado y para rematar todo eso, un sombrero! ¡Yo estaba en otro mundo! Un mundo de generosidad, caballerosidad y apertura, asi como de risas y honestidad! El mundo del charro o el vaquero mexicano.

Llegamos al lugar junto con dos amigos de Jose y Jose extendio su zarape mexicano para que me sentara en las gradas metalicas.

Todo empezo con una oracion para los jinetes y sus montas, quienes estuvieron sonrientes y sin temores mientras ejecutaban sus paradas, montaban a pelo y giraban en un continuo galope en formacion.

Lo major fue la comunicacion con la pareja con la que estaba sentada. Ninguno hablaba mucho español, pero a traves del deseo gozoso de unirnos y comunicarnos pudimos establecer contacto y entendernos a traves de gestos y mi vacilante español!

Fue grandioso. Me encanto!

Toda esta experiencia fue el Espiritu recordandome que nada se ha perdido y que todo se nos provee mientras creamos necesitarlo. Fue una oportunidad para compartir el amor (de caballos) con otros sin importar cual sea el simbolo o el lenguaje utilizado por el Espiritu, todo nos señala el camino de regreso a Casa hacia el Unico Amor que todos compartimos.